La pequeña Amelie se convirtió en la primer menor que, a través de un amparo, lleve el apellido de su madre en primer lugar.
Jessica Reinah Serrano, madre de la menor, enfrentó una batalla legal y moral contra las costumbres poblanas de registrar a los hijos, primero con el apellido paterno y después el materno, situación que Reinah calificó como retrograda, machista y que atentaba contra los principios de igualdad.
Reinah Serrano emprendió un juicio de amparo después de que el padre de la menor, decidiera cambiar la primer acta de nacimiento de la niña.
“Cuando nació mi hija yo la registré como madre soltera y se expidió una primer acta, sin embargo, un año después el padre decide reconocerla y solicita un nuevo registro sin mi consentimiento”, explicó la abogada y empresaria.
Con su nueva identidad, Amelie pasó de ser Reinah Serrano a Corro Reinah, situación que molestó a Jessica y por ende decidió ampararse para solicitar que se invirtiera el orden de los apellidos.
“Ya no era mi hija para efectos jurídicos, todos sus papeles perdieron validez y eso atentaba contra su derecho a al identidad, ella ya tenía una al momento de nacer, su padre se la quitó”, explicó Jessica.
Según el Código Civil de Puebla, en su artículo 64 manifiesta que para que se tenga un registro debe haber un nombre, apellido del padre y de la madre, sin embargo, los abogados consideraron que esto sólo era una mala interpretación de la ley y que no importaba el orden de los apellidos.
Además, apelaron a la igualdad y al derecho a la identidad contenida en el artículo 4 constitucional, que en su séptimo párrafo establece:
“Toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrado de manera inmediata a su nacimiento. El Estado garantizará el cumplimiento de estos derechos. La autoridad competente expedirá gratuitamente la primera copia certificada del acta de registro de nacimiento”.
Pese a ganar el juicio, el juzgado pospuso en dos ocasiones la entrega del acta de nacimiento que daba por ejecutada la sentencia de amparo a su favor, debido a que exigían como requisito la presencia de ambos padres y el progenitor de Amelie se había resistido a atender el citatorio.
El juicio de amparo llevado bajo el número 1977/2015 es el primer caso nacional que reconoce el derecho de un hijo de ser registrado con el apellido materno antes que el paterno, por lo que marca un hito en la historia de los derechos de género.