Un dicho popular dice así, “El abogado no vale por lo que sabe sino por el ingenio y la capacidad de utilizar todos los conocimientos a su favor”. Podemos afirmar sin lugar a dudas, que un letrado pone todo de sí para estar a la altura de su grata profesión.
Sin embargo esto no significa que su carrera resulte muy fácil y sencilla, o que no tengan miedos o temores a los que debe afrontar. De hecho, las experiencias de muchos de ellos cuentan como hay una larga lista de miedos que se le presentan en el camino y con los que tienen que lidiar para ser exitosos profesionales.
A continuación vamos a conocer algunos de estos miedos más comunes de los abogados:
- A la hora de formular preguntas en medio de un juicio, lea atemoriza quedar como tontos por hacer ciertas preguntas.
- Es muy común sentirse que tanto el Estudio Jurídico como los casos que tienen bajo su responsabilidad están fuera de su control.
- Expresar abiertamente sus pensamientos y hasta sus sentimientos.
- Tener que darle una mala noticia o aviso negativo a sus clientes.
- Tener que intercambiar favores con un colega de la otra parte según nuestro caso.
- Referente a su dinámica laboral, otro miedo es que le cambien algún procedimiento muy familiar.
- Que se les responsabilice por algo, o lo culpen directamente.
- También la fobia escénica o el temor de hablar en público, algo que es muy recurrente en esta profesión.
- Ser intimidados o hasta corregidos de alguna manera por sus superiores en el despacho.
- Parecer demasiado “buena gente”.
- Algo muy grave a lo que temen es perjudicar los intereses del cliente.
- Tener que responder por el falso testimonio de un cliente.
- También les preocupa la falta de confianza propia o la habilidad para la litigación por escasa experiencia.
- No acertar el rastro del delito.
- Sufrir las consecuencias o querellas por el mal comportamiento ante los tribunales.
- Ser intimidados de alguna manera por los jueces.
- Ser juzgados injustamente por jurados en los tribunales.
- Experimentar el dolor y la humillación por una derrota judicial.
- Recibir burla o hasta ser atacados por colegas de la otra parte.
- Quedar en silencio en momentos relevantes donde debemos actuar.
- Dar una impresión de debilidad.
- Cuestionar preguntas.
- Manifestar cierta inseguridad a la hora de una negociación.
- Ser atacados agresivamente por los abogados de la otra parte.
- Quedar como tontos en momentos decisivos.
- Dar una evaluación equivocada de los casos.
- Cometer errores tácticos.
- No obtener buenos resultados para los clientes.
- No anticipar posibles problemas.
- Revelar información que bien pudiera afectar a nuestros clientes.
- Cometer el error para lograr un acuerdo conveniente que favorezca a nuestro cliente.
- Ser un oponente dominado por la otra parte en cuestión.
Aunque parezca imposible los letrados también están llenos de miedos o temores con los que deben lidiar constantemente, en especial cuando son recién graduados hasta que alcancen la experiencia que solo lo da la práctica jurídica y el tiempo. No obstante eso, siempre surgen miedos que son comunes en esta apasionada profesión del derecho.